El mal tiempo parece dar una tregua en la sede del campeonato mundial de patinaje de carreras y la selección Colombia Arroz Doña Pepa aprovecha cada instante de sol, aunque escaso, para cumplir con sus prácticas y dar rienda suelta al compañerismo, la amistad, la hermandad y la integración con los coreanos.
El equipo nacional realizó muy temprano su práctica en la pista mundialista, un escenario maravilloso que se estrenará a partir del 29 de agosto próximo cuando suene el primer pistoletazo del mundial. El trabajo de mantenimiento orientado por el técnico nacional, Elías Del Valle, transcurrió con normalidad, la totalidad del grupo goza de buena salud y el estado anímico cada vez es mejor al interior de la delegación colombiana.
La poca jornada de sol alcanzó para que los dirigentes y miembros del cuerpo técnico se contagiaran y decidieran salir a hacer deporte, siguiendo los pasos de sus orientados… Claro, sin los mismos rendimientos… Quizás a quien le ha tocado la parte más dura, ha sido al vicepresidente Jorge Roldán, quien se ha convertido en el ‘hombre orquesta’, pues se multiplica para ser delegado, conductor, utilero y todo lo que se necesite para que los muchachos y muchachas tengan todo para su trabajo.
Después del día de trabajo, hubo tiempo hasta para ponerse los cortos y jugar un ‘picadito’ con un equipo integrado por anfitriones, quienes no han escatimado esfuerzo par hacer sentir al equipo colombiano como en su casa. Mientras los muchachos descansaban, otro grupo de atletas colombianos, pero con algunos años a cuestas, aunque con el espíritu joven y ganador, fue invitado a representar a su país bajo la lluvia, en un partido que no solamente resultó ser de futbol, sino, de amistad entre naciones.
En el arco, ‘seguridad' Del Valle (Elías), la misma que proporciona el jefe deportivo a todos los que le rodean; imponiendo el orden, como siempre, en la defensa, el ‘talentoso’ Roldán (Jorge) a quien no se le escapó nunca ni el más mínimo detalle; cuando pasó el balón, no pasó el rival. En el medio campo, ‘el roble’ Yépez (Orlando) imponiendo temperamento y capacidad de trabajo, siempre las corrió todas; por la punta izquierda, ‘el cirujano’ Mojica (Juan Gregorio), por quien nadie daba un peso y calladamente se convirtió en figura y, como siempre, deslumbró a todos los asistentes; Por la punta derecha estuvo ‘el rápido’ Vargas (Iván), quien a punta de entrega, disciplina y esfuerzo, empujó al equipo para tratar de ganar y, finalmente, desde el banco, el ‘cerebro’ Herrera (Alberto), aportando con sus buenas estrategias y acertadas decisiones. Al final, un anecdótico empate a 7 goles, que más pareció marcador de partido de béisbol que de fútbol, pero igualmente maravilloso, por haber compartido amistad y deporte con los hermanos coreanos.
Lo más reconfortante de la jornada fue la llegada al hotel, donde esperaba una gran valla en su puerta principal que decía: “Bienvenido, equipo de Colombia”; lindo detalle que fortalece y reconforta, sobre todo cuando se está tan lejos de la patria.
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